Es el clásico que hago para numerosas tartas.
Unto un molde redondo con mantequilla muy extendida, lo espolvoreo con harina y sacudo la sobrante.
Enciendo el horno a 180ºC , sacando la bandeja y coloco la rejilla en el centro.
Preparo 5 huevos, 125 g.de azúcar y 125 g. de harina.
Separo las yemas de las claras y las pongo en dos cuencos grandes. Hay que tener mucho cuidado que en las claras no caiga nada de yema, porque si no no suben.
Agrego a las yemas el azúcar y con las varillas eléctricas las monto hasta que quede una crema blanquecina muy espesa.
Con las varillas eléctricas subo las claras a punto de nieve muy fuere y al final les pongo una chispa de sal para que queden más duras.
Pongo la harina en un cedazo y la dejo caer en la mezcla de huevos y azúcar. De esta manera coge aire. Lo mezclo con una espátula de goma con movimientos de arriba hacia abajo.
Agrego las claras batidas a punto de nieve fuerte y lo mezclo con la espátula de goma con movimientos envolventes de abajo hacia arriba. Lo vierto en el molde y lo horneo durante unos veinte minutos. Se que está cuando los bordes se han separado el molde.
Lo suelo hacer la víspera y una vez frío lo tapo con papel film. Al día siguiente, antes de rellenarlo lo abro por la mitad y lo emborracho un poquito. Para ello, hiervo 200 ml. de agua con tres cucharadas de azúcar. En cuanto el azúcar se ha disuelto, baño las dos mitades del bizcocho agregando el almíbar a cucharadas.