Diccionario de la A a la Z

D.O. Toro:

La ciudad de Toro y su comarca han estado ligadas desde hace siglos al vino. La D.O. Toro protege y controla los vinos acogidos a ella. Los monjes de Moreruela, en el siglo XIII ya tenían viñedos en esta zona; eran famosos por su resistencia, hasta el punto que Cristóbal Colón se los llevó a América.

 

La zona geográfica de esta D.O. se sitúa en en el sureste de la provincia y la vecina Valladolid. Cuenta con las comarcas naturales de Tierra del Vino y las Riberas del Duero, del Guareña y del Talanda. Los vinos de esta D.O. han sufrido en los últimos años una evolución excepcional:se han renovado bodegas, métodos de vinificación, imagen y distribución. Esto le ha granjeado varios premios dentro y fuera de España.

 

Las variedades blancas autorizadas son la malvasía y la verdejo; las tintas, la garnacha y la Tinta de Toro. Se elaboran blancos, rosados y tintos. Son los tintos los que han dado fama a esta D.O. Con el sello inconfundible de tierra recia donde se cultivan las vides, se obtienen vinos jóvenes afrutados; ya en los estadios de crianza, la reserva y gran reserva adquieren sabores y aromas diferentes, procedentes de la madera y del tiempo de permanencia en ella. Algunas bodegas elaboran tintos de extraordinaria calidad, dignos de estar en los botelleros de los amantes del vino.

 

Lejos queda el pesimismo que Miguel Delibes transcribe en el año 1986 en su libro Castilla habla. Recoge las palabras de un lugareño, que está preocupado por la entrada en el Mercado Común, pero que a la vez es profético en cuanto a la calidad de los vinos de Toro y otro: En cuanto a los vinos, a los nuestros, a los de Castilla y León, les va a ser difícil competir aunque sean vinos de artesanía. Ve ahí tiene el vino de Toro, un vino dificilísimo, unas cepas centenarias, un paladar que no puede compararse con nada, bueno, pues ese vino, que a mi juicio debería tener futuro, si lo que prima es la cantidad, pues lo mismo se hunde. La cosa no tiene pierde, si una parra francesa le da a usted nueve kilos de uva, mientras que en España la media es de tres o cuatro, y lo ponen al mismo precio ya me dirá usted dónde vamos a ir.  Pero los vinos de Castilla, según lo veo yo, son pura golosina. Toro, Rueda, La Nava, Peñafiel... son vinos extraordinarios que pueden competir con cualquiera, precisamente por su cepa escatimosa, de mosto concentrado. Sería una pena que estas viñas, a lo mejor con ciento treinta años encima, desaparecieran...//... ‘Buen vino, cepa añeja’, ya se sabe... Esas cepas  son insuperables, lo digo y lo sostengo...

 

Transcurridos muchos años, se ha hecho realidad la calidad de los vinos de Castilla y León, y no sólo los de Toro. Precisamente, para dar cabida a otros vinos se ha creado la mención Vinos de la Tierra de Castilla y León. Se hizo en el año 2000 a iniciativa de unos cuantos bodegueros asentados en varias provincias de Castilla y León, con la intención de canalizar y promover como vino de calidad una gran parte de la producción total de la Comunidad. La selección de uva es una de las prioridades, ya que todas las bodegas acogidas a esta mención pasan rigurosos controles de calidad, no sólo en las uvas, sino también en instalaciones, condiciones de las bodegas... Todo ello lo llevan a cabo empresas privadas certificadoras de calidad, autorizadas por la Junta de Castilla y León.  Se pueden elaborar vinos espumosos, blancos, rosados, tintos jóvenes, dulces y tintos, sometidos a crianza en barricas de roble. En su contraetiqueta aparecerá un determinado color, según el proceso de crianza.

 

El abanico de uvas tintas es amplio: garnacha, tempranillo, cabernet-sauvignon, pinot-noir, mencía, prieto picudo, tinto fino, syrah, merlot. El repertorio de blancas también es igualmente variado: verdejo, chardonnay, moscatel, albillo, moscatel de grano menudo, gewürztraminer, sauvignon blanc... Dadas estas circunstancias, cada vino de las bodegas es diferente. Muchos son de una gran calidad, lo que supone echar abajo ciertos prejuicios, como que un vino acogido a la mención Vinos de la Tierra no es de calidad. ¡Gran error!