Su origen si sitúa en Persia, cerca del mar Caspio donde en la actualidad siguen creciendo de forma silvestre. Para los griegos el membrillo era mágico y les protegía de las influencias del mal. En la Historia Natural de Plinio, a mediados del siglo I de nuestra era, aparece la primera receta de membrillos confitados con miel.
La última semana de septiembre tradicionalmente hace mucho calor, y se dice que es cuando maduran los membrillos. A partir de octubre están en los mercados y su temporada dura hasta diciembre con la llegada del invierno.
Propiedades nutritivas: es muy rico en pectina, aporta potasio, vitamina C y es astringente. Sólo aporta 27 calorías por cada 100 g, en crudo, pero lo cierto es que nunca se come fresco por el tipo de pulpa que tiene. Para utilizarlo hay que escaldarlos en agua hirviendo y cuando la piel se empiece a abrir, se sacan y se pelan en caliente. Se corta la pulpa en trozos y ya se utiliza.
El dulce de membrillo es la elaboración más clásica.
También el dulce de membrillo es ingrediente de postres y de salsas para caza.