- Tamiza la harina con la pizca de sal y dejala caer en un cuenco.
- Haz un hueco en el centro y pon los dos huevos enteros, la clara de huevo entera y el aceite.
- Mezcla bien con una cuchara de palo y vierte poquito a poco agua muy fría hasta que la masa esté homogénea y ya no se pueda mover con cuchara.
- Espolvorea la mesa con un poco de harina y coloca la masa encima.
- Amasa con suavidad entre ocho y diez minutos hasta que se esté suave.
- Envuelve la masa en papel de aluminio y deja en la nevera quince minutos.
- Divide la masa en dos partes.
- Estira una parte con el rodillo enharinado hasta que quede una lámina muy fina.
- Corta los bordes de manera que queden lisos. Si hiciera falta utiliza un cartabón y cortar con un scuter para que quede perfecto el rectángulo o el cuadrado.
- Divide la masa marcando con suavidad (sin llegar al fondo, es decir sin cortar la masa) cuadrados de cuatro centímetros, de manera que parezca una hoja cuadriculada.
- Hacer lo mismo con la otra lámina.
- En el centro de cada cudradito pon el relleno dulce que se desee (*).
- Pasa por encima de la rayas un pincel humedecido con agua.
- Cubre la lámina de las porciones de relleno colocadas con la otra lámina, que deberá quedar perfectamente cuadrada.
- Pasa un rodillo estriado especial para raviolis por las rayas hasta llegar al fondo, de manera que se corten las dos masas.
- Ya los raviolis cortados, se cuecen en agua hirviendo a la que se añadirá un poquito de mantequilla. El tiempo de cocción será de diez minutos pero a fuego suave pero sin que se corte el hervor.
- Sácalos con cuidado con una espumadera y dejarlos escurrir sobre papel absorbente de cocina unos segundos y pasa a un plato.
- Sirve fríos, barnizándolos con un pincel untado de mantequilla diluída.
Rellena con alguna crema dulce y puedes acompañar con coulis servido en jarrita aparte.
Puedes adquirir unas bandejas especiales para formar raviolis.