- Prepara la barbacoa.
- Cuatro horas antes de la hora de comer pon a asar los pimientos controlando el fuego para evitar que se queme la piel y no se hagan por dentro.
- Una vez asados, pásalos a una fuente y tápalos con un paño limpio hasta que se enfríen.
- Pélalos, elimina el tallo y las semillas.
- Córtalos en tiras y adereza con sal, aceite de oliva y unas gotitas de vinagre.
- Finalmente prensa un diente de ajo, déjalo caer sobre los pimientos y mezcla bien. Reserva (*)
- La víspera por la noche corta la pieza de las costillas en dos trozos y ponlas en una fuente.
- Machaca dos dientes de ajo en el mortero, agrega sal, tres cucharadas de miel y el zumo de la naranja.
- Vierte sobre las costillas y mantenlas en maceración toda la noche en un lugar muy fresco o en la parte de abajo del frigorífico.
- La barbacoa ya caliente , pero con calor medio, coloca sobre la rejilla de la barbacoa el costillar con la parte interior hacia abajo.
- Gíralas de vez en cuando y barnízalas con el líquido de maceración con mucha frecuencia.
- Cuando ya estén hechas úntalas con una mezcla hecha con una cucharada de manteca de cerdo, dos cucharadas de miel diluída con unas gotas de vinagre ayudándote de una brocha.
- Sirve las costillas recién hechas y la ensalada de pimientos en una fuente aparte.
(*) Puedes preparar los pimientos asados la víspera en el horno de casa.
Para que las costillas queden tiernas al principio no deberá de tener mucha fuerza el fuego porque interesa que se haga muy poco a poco, y la grasa se vaya diluyendo . Es importante que se haga lento para que no se arrebaten, es decir, que queden muy quemadas por fuera y por dentro crudas. Se girarán cada veinte minutos.
El tiempo es aproximado porque sobre todo si no se tiene mucha experiencia cuesta coger un poco el punto de la intensidad del fuego.
Acompaña con una ensalada sencilla de lechuga y cebolleta.