- Pela las patatas, lávalas y sécalas.
- Corta las patatas en rodajitas finas con cuchillo o con la cuchilla lisa de la mandolina (multicortador con diferentes cuchillas)
- Pela la cebolla y córtala en trocitos.
- En una sartén amplia y antiadherente vierte cuatro cucharadas de aceite y calienta a fuego suave.
- A los cinco minutos agrega todas las patatas, la cebolla picadita, sazona con sal y cubre la sartén con una tapadera lisa que también te servirá para darle la vuelta a la tortilla.
- Dales la vuelta con frecuencia de abajo hacia arriba. Utiliza siempre una espumadera de silicona para evitar que la sartén se ralle.
- Tardarán en hacerse unos veintinco-treinta minutos. Quedarán de un color clarito con aspecto de cocidas pero con un color dorado muy clarito.
- Pásalas a un escurridor para que suelten todo el aceite que hayan absorbido y la tortilla no quede grasienta.
- Pasa el aceite que te haya sobrado a la grasera y deja la sartén según está.
- Casca los huevos en cuenco amplio y sazona con un poco de sal.
- Agrega las patatas, mezcla bien y rectifica el punto de sal.
- Agrega el bonito escurrido del aceite de conserva y mezcla bien.
- Pon a fuego fuerte la sartén añade sólo media cucharada de aceite y cuando esté muy caliente vierte el batido de huevos y patatas.
- Extiende bien las patatas y cuando veas que los bordes se cuajan y se doran ligeramente, baja un poco el fuego y mueve la sartén cogiéndola por el mango.
- Cuando hayan pasado dos minutos dale la vuelta, para ello pon la tapadera y con un movimiento rápido de muñeca dale la vuelta y deja resbalar en la sartén la tortilla para que se haga por el lado que falta.
- Remete el borde de la tortilla para que quede de una forma bonita.
- Mueve la sartén con suavidad unos segundos y deja que termine de hacerse tres minutos.
- Dale la vuelta y ponla en una fuente redonda.
Puedes poner una pizca de ajo prensado a las patatas antes de freírse.