- Vierte medio litro de agua en una cazuela y pon a cocer a fuego medio.
- Lava los tomates
- Pincha tres tomates con un tenedor por la parte del tallo.
- Haz una cruz en la piel del tomate en la base del mismo.
- Sumerge en el agua caliente los tres tomates sin quitar el tenedor.
- A los treinta segundos observa si la piel de la cruz que has hecho en la base se está levantando. Si es así, coge el tenedor con el tomate trinchado y sin soltarlo tira de las pieles del corte que has hecho.
- Pasa el tomate pelado a una fuente. Haz lo mismo con los otros dos tomates.
- Vuelve a hacer los mismo con otros tres tomates y así hasta terminar todos los tomates que quieras.
- Ya una vez pelados puedes hacer zumos, sopa fría, salsa de tomate fresco, ensalada.
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El tiempo en que los tomates estén en el agua será el justo, sobre todo si se van a utilizar para zumo y ensalada o salsa de tomate fresco, para que no se cuezan.
Esta forma de pelarlos es la ideal para no arrastrar la pulpa del tomate al perlarlos.