- Calienta el horno a 200ºC.
- Tritura en un robot todos los ingredientes de la base.
- Cubre el fondo de un molde de aro desmontable presionando bien con ayuda de una espátula.
- Hornea durante doce minutos y transcurrido este tiempo saca del horno el molde.
- En un bol grande pon los seis huevos enteros y las dos yemas. Bate con las varillas eléctricas hasta que estén espumosos.
- Agrega el azúcar y la harina y sigue batiendo con las varillas eléctricas durante cinco minutos.
- Agrega el queso y el yogur y bate con las varillas, primero a una velocidad suave para que se vaya ligando la masa poco a poco y sube poco a poco la velocidad hasta la mitad de manera que quede una mezcla muy homogénea.
- Monta la nata con las varillas eléctricas hasta que quede consistente y agrega al batido. Mezcla con unas varillas manuales.
- Vierte en el molde en el que el fondo ya se habrá horneado.
- Mete el molde en el horno durante diez minutos a 200ºC y luego baja la temperatura a 180ºC durante 50 minutos. Vigila que no se queme demasiado la superficie, pero en cualquier caso a los treinta minutos cubre el molde con una lámina de papel antigrasa de horno .
- Transcurrido el tiempo saca el molde del horno. Deja que se enfríe a temperatura ambiente.
- En una cazuelita vierte medio envase de mermelada de fresas o de frutos rojos y dos cucharadas de agua. Cuece a fuego suave y remueve hasta que veas que se ha convertido en una salsa espesita.
- Cubre la superficie de la tarta y conserva en el frigorífico tres horas.
- Quita el aro y la base del molde y pasa la tarta a una fuente redonda.
También puedes desmoldar la tarta una vez que esté muy fría y cubrir la superficie con la mermelada diluída una vez desmoldada y colocada ya en la fuente en la que las vas a servir.