- Brida el redondo para que no pierda forma.
- En una cazuela vierte el aceite, el diente de ajo y las mostazas.
- Calienta a fuego fuerte.
- Coloca el redondo y dóralo de manera uniforme y según lo vas girando sazónalo con sal y espolvorea con pimienta.
- Cuando esté dorado, baja un poquito el fuego, tapa la cazuela y calcula que deberás tenerlo treinta minutos. En este tiempo, debes girarlo con frecuencia para evitar que se queme.
- Transcurridos los treinta minutos, saca el rosbif y envuélvelo muy bien con papel de aluminio y colócalo en una fuente hasta que se enfríe del todo.
- Una vez que esté muy frío, desbrídalo y córtalo en rodajitas muy finas con el cortafiambres. Será muy difícil que las puedas cortar bien con un cuchillo normal.
- Salsa: a la grasa de la cazuela, agrega un vaso de agua, una cucharada de mostaza y cuece a fuego suave. Rasca bien el fondo de la cazuela y mantén la cocción hasta que se haya reducido mucho.
- Cuela la salsa. Quedará como un jugo. Si quieres que espese, mezcla una cucharadita de maicena con dos cucharadas de agua fría y vierte en el jugo. Calienta a fuego suave y eja que cueza dos o tres minutos.
Acompaña con unas patatitas cocidas, unas puntas de espárragos verdes y mostaza. El jugo en salsera aparte muy caliente. El rosbif frío.