- Cuecelas patatas con piel en agua con sal.
- Cuando estén cocidas escúrrelas y cuando estén templadas, pélalas y córtalas en rodajas de un centímetro de grosor.
- Pásalas por harina y huevo batido y fríelas en abundante aceite de oliva caliente. - Resérvalas.
- Vierte un vasito de aceite de oliva en una cazuela amplia y calienta a fuego mediano.
- Sazona con sal los trozos de rabo y pásalos por harina sacudiendo la sobrante.
- Dora los trozos en el aceite de la cazuela y sácalos a una fuente.
- En ese aceite sofríe la cebolla muy picada, el diente de ajo prensado y la zanahoria raspada y cortada en rodajitas. Sazona con sal.
- Mantén el fuego suave hasta que la cebolla esté melosa.
- Vuelve a poner los trozos de rabo, riega con el vino y cubri con agua.
- Tapa la cazuela y cuece hasta que la carne esté muy blandita. Estará en su punto cuando al meter la punta de un cuchillo fino entre el hueso y la carne ésta se desprende con facilidad. La salsa estará trabada.
- Coloca las patatas rebozadas con cuidado que no se desbaraten. Mantener la cocción a fuego suave .Mueve la cazuela con movimientos suaves para que la salsa empape las patatas ligeramente.
- Deja reposar el guiso cinco minutos y servir.
(*) Para cuatro personas un rabo es escaso, ya que tiene mucho hueso, aunque las patatas rebozadas harán el guiso más completo. Lo ideal es que prepares dos, y si sobra, que ojalá sea así, aprovecha la carne sobrante para hacer unas croquetas de rabo. Son exquisitas.
Una vez más es recomendable cocer el rabo en la olla a presión.