- Lava las patatas y cuécelas con piel en agua con sal y la hojita de laurel a fuego
vivo. Cuando estén cocidas, sácalas con una espumadera y deja que se enfríen.
- Una vez frías pélalas y córtalas en rodajas de un centímetro de grosor.
- Pásalas por harina, huevo batido y fríelas en aceite caliente por ambos lados. Pásalas a una cazuela amplia.
- Mientras se cuecen las patatas prepara la salsa. Pon en una sartén tres cucharadas de aceite , la cebolla muy picadita, el diente de ajo prensado y sal.
- Sofríe a fuego muy suave y con la sartén tapada. De vez en cuando remueve la cebolla para que no se queme y se vaya dorando.
- En una sartén pequeñita dora el azafrán vigilando que no se queme. Vierte un poquito de agua y deja cocer unos segundos para que se haga una infusión.
- Retira del fuego y vierte sobre la cebolla cuando ésta esté ya pochada. Agrega medio litro más de agua y cuece a fuego medio diez minutos.
- Pasa por el pasapurés sobre las patatas. Añade un poco más de agua sin hiciera falta hasta
cubrirlas y un poquito más.
- Mueve la cazuela cogiéndola por las asas dos o tres veces. Rectifica el punto de sal y mantén la cocción hasta que se vea que la salsa se ha trabado. Hay que vigilarlas mucho porque la salsa espesa rápidamente y las patatas se pueden pegar.
Agrega casi al final 100 g. de hebras de bacalao desaladas.