- En un recipiente hondo mezcla la leche, el aceite, el aguardiente, la sal y los huevos.
- Bate con unas varillas manuales justo lo necesario para que se liguen los ingredientes.
- Agrega harina hasta que consigas una masa suave.
- Cuando hayas obtenido una bola homogénea ponla en una superficie enharinada y estírala con un rodillo hasta dejar una lámina fina.
- Corta cuadrados de cuatro o cinco centímetros de lado y une dos esquinas opuestas presionando un poquito para que se peguen bien.
- Fríe las orejuelas en aceite caliente y según las fríes las pasas a una fuente cubierta con papel absorbente de cocina.
- Una vez todas fritas y escurridas pásalas a una fuente y espolvoréalas con azúcar o bien mezcla seis cucharadas de miel con dos de agua y calienta a fuego suave removiendo unos segundos, los justos para que la mezcla enmielada se una.
- Sumerge casa orejuela en esta mezcla de miel y ponlas a escurrir sobre una rejilla.
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Entre las numerosas tentaciones que Sancho Panza vió en las pantagruélicas Bodas de Camacho fue: dos calderas de aceite mayores que las de un tinte servían de freír cosas de masa que con dos valientes palas las sacaban fritas y las zambullían en otra caldera preparada miel que allí junto estaba..... (Capítulo XX-Parte II). Las masas fritas, también conocidas como frutas de sartén, con diferentes formas son típicas de toda Castilla-La Mancha y también en toda España. Se espolvorean con azúcar o se enmielan. Dependiendo la forma que se de a la masa estirada se denominan de muchas maneras: pestiños, orejas, orejuelas...Todas crujientes y sabrosas.