- Limpia los dos trozos de pechuga de restos de grasa y de piel de forma que quede la carne limpia.
- Corta a carne en trozos de dos centímetros de largo por uno de ancho.
- Sazona con sal y colócalos en un cuenco. Espolvoréalos con el zumo de medio limón, el jengibre rallado y dos vueltas de molinillo de pimienta negra. Déjalos macerar treinta minutos .
- Pasa cada trozo por harina, huevo y pan rallado pero dos veces.
- Fríelos en abundante aceite caliente. Deberán quedar dorados por fuera y por dentro bien hechos pero controla el fuego porque al ser trocitos pequeños no quedarán muy churruscantes . Como siempre cuando los saques del aceite ponlos en una fuente cubierta con papel absorbente de cocina.
- Sirve recién hechos con salsa de tomate frito en salsera y una fuente con patatas fritas paja.
Si los van a tomar niños muy pequeños evita la pimienta negra y el jengibre que les puede resultar un sabor extraño