- La víspera por la noche pon a remojo los garbanzos en abundante agua fría con sal.
- Al día siguiente elimina el agua de remojo y mete los garbanzos en una redecilla.
- Coloca los pimientos en un cuenco cubiertos con agua templada.
- En una cazuela amplia o en un puchero pon los garbanzos, la zanahoria raspada y entera y la parte blanca del puerro entera. Agrega agua en abundancia y sal. Cuécelos hasta que los garbanzos estén tiernos. Tardarán no menos de dos horas.
- Pasa a una cazuela los garbanzos sacándolos de la redecilla y la zanahoria cortada en dados pequeños. Cúbrelos con su caldo de cocción.
- En una sartén pon el aceite de oliva, la cebolla picadita, el ajo prensado, el tomate pelado y cortado en trocitos y sal. Sofríe a fuego suave durante quince o veinte minutos.
- Raspa con una cucharita la pulpa de los pimientos choriceros eliminando bien las semillas. Reserva.
- Tuesta ligeramente la harina en una sartén y agrégala al sofrito, remueve rápidamente y agrega un cazo del caldo de cocción de los garbanzos. Deja que cueza cinco minutos y vierte todo sobre los garbanzos. Pon a cocer a fuego muy suave.
- Agrega a los garbanzos la pulpa de los pimientos y el bacalo desmigado. Mantén la cocción durante diez minutos.
- El caldo deberá quedar trabado.
Utiliza la olla a presión para cocer los garbanzos que tardarán entre 30 minutos y una hora, según el tipo de olla.