- Pela el tomate, córtalo en cuatro trozos a lo largo, elimina la parte blanca .Pon los cuatro trozos de tomate en una sartén pequeña, vierte media cucharada de aceite, el azúcar y una pizca de sal.
- Pon a fuego muy suave y tapa la sartén. En diez minutos estarán en su punto y de vez en cuando mueve los trozos de tomate para evitar que se quemen. Una vez hechos pasa todo a un plato y reserva.
- Vierte dos cucharadas de aceite en una sartén pequeña y agrega la cayena abierta y el medio diente de ajo un poco aplastado. Calienta a fuego mínimo dos minutos y apaga el fuego. Deja que el aceite se enfríe del todo y cuélalo.
- En una tacita pon la yema de huevo y vierte poco a poco el aceite y remueve con una cucharita constantemente hasta que acabes el aceite. Sazona con sal y mezcla. Quedará una crema untuosa. Tapa la tacita con papel film y conserva en la nevera.
- Quita las cortezas del pan de molde y estira la miga con un rodillo para que quede una rebanada muy fina.
- Vierte una cucharada de aceite en una sartén de tamaño medio y calienta a fuego medio.
- Fríe la rebanada de pan. Mantenla cuatro segundos por cada lado para que absorba el aceite de igual manera y después mantenla en la sartén hasta que esté tostada por ambos lados.
- Una vez tostada ponla sobre un papel absorbente de cocina.
- Coloca el bacalao en un cestillo y éste sobre una cazuelita con agua y el vino sin que toque el fondo del cestillo. Tapa el cestillo con una tapadera.
- Calienta a fuego suave y deja que el bacalao se haga al vapor. Una vez que rompa el hervor del agua calcula que en doce minutos estará en su punto.
- Saca el bacalao a un plato con papel absorbente de cocina.
- Coloca la tostada en el plato que, a ser posible, deberá ser cuadrado.
- Extiende sobre la tostada el tomate confitado, encima el bacalao recién hecho, separado en láminas (sin la piel) y adorna con una cayena. Al lado la salsa de yema.