- Coge la alcachofa por la flor y corta el extremo del tallo y pelarlo.
- Corta las puntas de la las hojas, aproximadamente un centímetro y medio o lo suficiente para que cortes todas las puntas.
- Quita las hojas externas más duras y oscuras hasta que aparezcan las hojas de un color verde más claro. - Déjalas enteras o córtalas por la mitad a lo largo y sumérgelas en un recipiente con agua fría mezclada con el zumo de un limón.
- Cuando estén todas limpias, escúrrelas del agua de remojo y pásalas a una cazuela cubiertas con agua fría y sal.
- Cuécelas a fuego medio hasta que estén tiernas. (Conviene limpiarlas con guantes y ,si no se utilizan, cuando se termine de limpiarlas hay que frotarse los dedos de las manos con medio limón, lavarlas con agua y jabón y darse crema de manos).