Es uno de los alimentos procedentes de Iberoamérica que tardó siglos en ser asumido por los españoles. Hasta el siglo XVIII no empezó a formar parte de los recetarios españoles y europeos. (Lo mismo pasó con la patata y los pimientos). Su origen se sitúa en México o en Perú.
Las variedades de tomate son muchas y las más habituales son: los pera; los raf; los tigres; los de rama; los cereza y luego ya todas las variedades que popularmente se conocen como “de ensalada”.
Conviene pelarlos siempre ya que aunque se laven la piel absorbe mucho los pesticidas y además para algunas personas resulta irritante. Lo mismo pasa con las semillas.
El ácido oxálico que contiene es perjudicial, si se consume demasiada cantidad, para las personas con problemas reumáticos.
El licopeno, que es una sustancia que contiene el tomate y otros alimentos de color rojo y anaranjado, que tiene propiedades antioxidantes excelentes. El licopeno actúa con más eficacia en el organismo si se toma con un poco de grasa, por ejemplo, aceite de oliva.
La salsa de tomate frito casero es un alimento excelente por la composición de sus ingredientes.
Propiedades nutritivas: abundante agua, potasio, magnesio y fósforo. Vitaminas A y C.