PRIMEROS AÑOS DE VIDA

Abrir los ojos a la vida: inicio de un camino lleno de incertidumbres.

Antes de nacer el ser humano recibe el alimento a través de la placenta de su madre. Su dieta, que procede de la sangre materna, consiste fundamentalmente en agua, gases (oxígeno y bióxido de carbono), glucosa y aminoácidos. Las grasas no pueden traspasar la barrera placentaria; el paso específico de ácidos grasos esenciales es muy complejo y limitado. El feto recibe el calor necesario para mantener su temperatura estable y no precisa utilizar ni su intestino ni sus pulmones. El feto sólo tiene que desarrollarse y crecer.

Cuando nace y se corta el cordón umbilical el bebé sufre un cambio de vértigo. Por un lado, los ambientales; ruido, luz, cambio de temperatura, ya no flota en el líquido amniótico, su piel se cubre con ropa, empieza a sentir el calor de los abrazos, caricias y besos, olores desconocidos, voces y todo tipo de situaciones desconocidas. Por otro lado, los físicos; entre otros le empiezan a funcionar los pulmones, el intestino, y sobre todo a través de la leche materna que el bebé succionará, su dieta se amplía recibiendo proteínas de alta calidad biológica, lactosa y, sobre todo, grasa.

Las proteínas van destinadas a crecer; la lactosa de la leche sirve para mantener los niveles de glucosa y las grasas aportan energía necesaria para el crecimiento y desarrollo, mantenimiento de la maquinaria biológica y para la producción de calor.

La leche materna es el alimento ideal para un bebé, pero no siempre se dan las condiciones en la madre para la lactancia materna, con lo cual habrá que hacer uso de las leches maternizadas que en la actualidad están muy conseguidas. En muchas ocasiones, además de la leche materna, se tendrá que completar las diferentes tomas del día con leche maternizada, porque a veces la madre no tiene leche suficiente.

leche

En los primeros meses de vida del bebé, el control médico deberá ser continuo, controlando la evolución física general adecuada y el aumento de peso adecuado. La madre vigilará el color de las heces y comunicará al pediatra todas las dudas, incluido los llantos del bebé. Sí no se queda satisfecho con la cantidad de alimento, estará inquieto y demostrará su insatisfacción con el llanto. Pero los motivos del llanto pueden ser otros como gases, algún dolor, estreñimiento, que si no se dabe resolver, habrá que acudir al pediatra. Hay que vigilar mucho las posibles diarreas de los bebés, que en muchos casos, cuando se toma leche maternizada, puede presentar alergia a la lactosa. En un bebé una diarrea no controlada, da lugar a una deshidratación fulminante que puede llevarle a la muerte.

hijo

A partir de los tres o cuatro meses la dieta del bebé se empieza a ampliar introduciendo las féculas dextrinizadas, de muy fácil digestión, para empezar a preparar al organismo para una dieta ya muy próxima casi de adulto en cuanto a nutrientes se refiere. Ahora la proteína de los cereales de baja calidad biológica, será fuente de energía. Se suele empezar con un biberón de cereales en la última toma de la noche. 

En poco tiempo se empiezan a dar las papillas de frutas, introduciendo en la dieta del bebé, sabores nuevos y aporte de vitaminas y minerales. Suele costar un poco que le guste porque hay mucho contraste entre el sabor dulzón de leche materna y cereales al de las frutas (plátano muy maduro, naranja, pera y que se acompaña de dos galletas tipo María para endulzar el sabor de las frutas). Cuando se llega a este punto ya el número de comidas al día se va acercando más a las de los adultos.

A continuación los purés de patata, zanahoria y carne de pollo o pescado blanco, todo ello triturado empiezan a descubrir en el bebé el sabor salado; una novedad más. Aunque se hable de sabor salado, la cantidad de sal será mínima. Los cereales en papilla , no en biberón, ya tendrán gluten. En este momento hay que observar cualquier anomalía en heces o en la digestión que se observe en el bebé hay que suspender la toma de cereales con gluten y consultar rápidamente con el pediatra, ya que se puede estar ante un niño celiaco, es decir, alérgico al gluten. Hay muchísimos casos de niños celíacos que han tardado mucho en ser diagnosticados.No sólo niños, sino que incluso a adultos se les ha disgnosticado esta alergia por unos síntomas leves del aparato digestivo.

A partir del año el niño empezará a comer de todo, o casi de todo. El primer objetivo será que el niño tiene que masticar; habrá que hacerlo con paciencia y empleando el tiempo necesario, pero no se puede caer en los niños batidora. Es lo más cómodo, pero no lo más adecuado para los niños. El pediatra facilitará un menú mensual, basado en la variedad y en el consumo de alimentos sanos. Será a partir de este momento, incluso antes, cuando el niño adoptará buenos hábitos alimenticios tanto en cuanto a horarios, cantidad adecuada (no hay que cebar al niño) y tipo de alimentos.

En esta edad hay niños que les gusta ya empezar a coger algo de comida solos; un trocito de pasta, una cucharada de puré…pues hay que dejarles que lo hagan bajo la atenta mirada y presencia de su madre, padre o de un adulto. La carne y el pescado, deberá estar preparados en trocitos mínimos y aún mejor, además de trocitos mínimos, la persona que esté dando de comer al niño, deberá apretar cada trocito con la yema de dos dedos para asegurarnos que está muy blandito y dárselo al niño con seguridad de que va a poder masticarlo y digerirlo. Hay que tener mucho cuidado con los atragantamientos.  En este tiempo se hablará al niño, se dará la comida en un ambiente relajado ya que deberá ser un rato agradable y no convertirse en un campo de batalla. También es el momento de que no hay que consolar a un niño dándole algo de comer algo que le gusta (galleta, palitos de pan,...); no pueden asociar que si llora le dan algo de comer. Habrá que averiguar los motivos por los que llora el niño; el cariño es un ingrediente fundamental y que forma parte indisoluble de la buena salud de un niño.

A partir de este momento se le irá educando en buenas maneras de comer y comportarse en la mesa. No se consentirá que el comer o no comer se convierta en un arma de chantaje en manos del niño y se desterrará la idea de que comprar bollería industrial, chucherías, bebidas azucaradas y demás enemigos de la buena salud, forma parte de la dieta habitual.  La obesidad infantil en España está alcanzando valores muy preocupantes. Además de la publicidad y las modas, los padres son responsables de estos malos hábitos alimenticios. Los padres deben emplear tiempo en hacer la compra, en organizar menús y en cocinar. Los padres también deben vigilar de cerca cualquier síntoma de obesidad en sus hijos o por el contrario, un exceso de delgadez.

Si la alimentación es muy importante para un ser humano desde que nace, de la misma manera lo es  el cariño, la ternura, los abrazos, los besos, el hablarles , que le proporcionarán unos nutrientes afectivos indispensables para su felicidad y un firme y correcto desarrollo de su personalidad. Fundamental es también sacarlos a la calle, a los parques y al campo, desde lo primeros días de vida, con la ropa y protección adecuada según la época del año, y también, lógicamente de acuerdo con la edad del niño.

A partir de ese momento en el que el niño se empieza a incorporar a comer de todo, habrá que tener presente la dieta mediterránea que será la adecuada para toda la familia, exceptuando cualquier patología que pueda tener algunos de sus miembros. Habrá que hacer la comida o la cena todos juntos. Será un punto de encuentro muy importante desde el punto de visitar personal y familiar, pero además será una forma de compartir los mismos alimentos, que se prepararán bien hechos, bien presentados y huyendo de un aporte de grasas innecesarios.

Una taza de café con...

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